Este año celebramos los 48 años desde el inicio de la revolución que se inició cuando, un 28 de junio de 1969, los hechos de Stonewall marcaron el comienzo de la liberación de todas las personas con sexualidades y géneros no normativos.
También conmemoramos los 40 años de la primera manifestación del Orgullo en el Estado español, que tuvo lugar en Barcelona, cuando la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, así como diferentes artículos de los Códigos Penal, Civil y Militar, la Iglesia y gran parte de la sociedad del franquismo, discriminaban la diversidad sexual, de género y familiar.
Ambos acontecimientos estuvieron marcados por la unión y la transversalidad. Personas con diferentes orientaciones y prácticas sexuales, e identidades y expresiones de género, que, con su valentía, lucharon contra todas aquellas leyes, instituciones y actitudes sociales que, durante siglos, las habían criminalizado, patologizado y discriminado.
Provenientes de diversos sectores sociales, ideologías, sistemas de creencias y territorios. Personas que decidieron unirse a través de la solidaridad para luchar por una sociedad más plural, inclusiva y respetuosa. Por una verdadera democracia.
Estos 48 años de lucha internacional, y 40 años de lucha estatal, no han sido nada fáciles. Hemos conseguido, en una (todavía) pequeña parte del mundo, que nuestros derechos vayan asegurándose, y que el clima social sea cada vez menos asfixiante y más tolerante. Derechos normalmente incompletos, implementados con sobresaltos, y dejándose muchos sujetos aún por el camino, como las personas trans.
Sin embargo, aún queda mucho por lo que luchar. Tenemos ante nosotrxs el gran reto de conseguir la plena igualdad, el fin de todos los tipos de violencia LGTBfóbica, y por ello, es necesario que estemos alerta y que no demos ni un paso atrás.
No consentiremos ningún retroceso legal que discrimine a las personas en función de su orientación sexual, ni dejaremos de luchar por el pleno y efectivo reconocimiento de la igualdad jurídica de las personas trans, dentro y fuera del País Valenciano, en un marco despatologizante.
No vamos a permitir que los discursos de odio, incitando a la LGTBfobia y la plumofobia, sean maquillados de libertad de expresión, atentando contra el respeto a la dignidad de todas las personas, y especialmente de las más jóvenes, lo cual es un pilar fundamental de los sistemas democráticos.
No aceptaremos que por los recortes, por un lado, y las cuestiones competenciales, por otro, entre los gobiernos estatal, autonómico o municipal, se continúe bloqueando nuestro Derecho a la Salud, sobre todo de las mujeres, las personas trans y aquellas que conviven con VIH.
No dejaremos de denunciar aquellas situaciones de injusticia social, y muy especialmente, la dejadez del Gobierno con respecto a las personas refugiadas LGTB, que huyen de la tortura, el encarcelamiento, la vergüenza, la injuria, la violación, la guerra y el asesinato, y se encuentran con el Mediterráneo convertida en un cementerio.
Exigimos libertad, igualdad, justicia, respeto, democracia. No somos caricaturas, no somos chistes, no somos simples “opinables” y no somos lobbies de presión. Somos personas, somos iguales en nuestra diversidad, queremos ser libres para todo, somos ciudadanas en lucha.
Y por eso, exigimos:
- Leyes estatal y autonómica contra la LGTBfobia y por la igualdad efectiva y la no discriminación.
- La despatologización trans por la OMS y demás organismos internacionales.
- Una implementación efectiva y rápida de la Ley integral trans en el País Valenciano.
- Un plan coordinado de lucha contra el VIH / sida y de acción contra la serofobia.
- Un compromiso institucional y de la sociedad contra todas las agresiones machistas y LGTBfóbicas.
- Un cambio radical en la política exterior española y europea, con una acción diplomática efectiva contra los Estados no democráticos y favorable a la recepción de las personas perseguidas por su orientación sexual e identidad o expresión de género.
- La implementación de proyectos para acabar con la LGTBfobia en la Educación, la Salud, el ámbito jurídico, el laboral o el deporte, y la formación del personal técnico y de la sociedad en igualdad en la diversidad y en valores democráticos.
- Y la retirada de todo tipo de subvención, mención, ayuda pública, tolerancia social e inacción de la Ley hacia cualquier organización, asociación, empresa o individuo que fomente los discursos de odio y la LGTBfobia.
Porque habrá un día sin LGTBfobia y, entonces, seremos libres. Queremos que ese día sea hoy. Y por eso, desde València gritamos: ¡Por un mundo libre por ser como somos!